OpenAI y el diseñador del iPhone crean un dispositivo de inteligencia artificial pensado para hacernos felices

Sam Altman, CEO de OpenAI y Jony Ive, el diseñador del iPhone, están desarrollando un nuevo dispositivo de hardware conocido como el "iPhone de la IA". La colaboración se formalizó después de que la compañía de Altman adquiriera la startup de Ive por 6.500 millones de dólares.
¿Un nuevo amigo? El asistente que nunca se apaga
El dispositivo en desarrollo es diferente a los asistentes que existen en la actualidad. Según las filtraciones, se trata de un aparato del tamaño de un Smartphone pero sin pantalla, que se comunica con el usuario a través de cámaras, micrófonos y altavoces.
Presenta un mecanismo que se basa en “siempre estar encendido”, con el objetivo de capturar la información del entorno de forma pasiva, a fin de construir una memoria contextual.
A diferencia de asistentes reactivos como Siri o Alexa que esperan órdenes, este dispositivo aspira a ser un compañero proactivo que se anticipa a las necesidades del usuario. En otras palabras, el objetivo es que funcione como un "amigo que es un ordenador".
El “iPhone de la IA” podría fracasar si no supera estos tres retos
A pesar de que el diseño de este dispositivo está en manos de Jony Ive, el diseñador de iPhone, su éxito en el mercado depende de la solución de tres desafíos fundamentales, entre estos:

¿Puede una inteligencia artificial aprender buenos modales?
El reto más crítico es programar la "inteligencia social" de la misma IA. El equipo de desarrolladores busca un equilibrio delicado para que el asistente sea útil sin ser intrusivo. Si interviene demasiado, podría volverse molesto para el usuario; pero si habla muy poco, pierde su propósito.
Por lo tanto, enseñarle a una IA a entender los matices sociales del momento adecuado para hablar es, según las fuentes, el obstáculo más complejo.
El lado oscuro del asistente que todo lo escucha
Un dispositivo "siempre encendido" que graba audio y video de forma continua con el objetivo de construir la memoria del asistente, plantea serias dudas sobre la privacidad.
Muchas de las preguntas de los usuarios, giran en torno a la gestión, el almacenamiento y la protección de esa enorme cantidad de datos personales.
El talón de Aquiles de OpenAI: la falta de su propia nube
A diferencia de Amazon (con AWS) o Google (con Google Cloud), OpenAI no posee una división masiva de servicios en la nube. En la actualidad, la compañía ya enfrenta dificultades para conseguir la potencia de computación necesaria para ChatGPT.
Por lo tanto, soportar un dispositivo de hardware de consumo masivo representa un enorme desafío logístico y financiero.
El reto más humano de OpenAI
Pese a ser un dispositivo de inteligencia artificial esperado, informes recientes del Financial Times revelan que su desarrollo, previsto para 2026, enfrenta obstáculos inesperados.

En este caso, el principal desafío no es el hardware, sino enseñarle a la IA cuándo debe hablar y, sobre todo, en qué momento tiene que permanecer en silencio.
Este esfuerzo se suma a otros proyectos innovadores de la compañía, como su reciente incursión en el desarrollo de una app similar a TikTok, donde los videos son creados completamente por inteligencia artificial.
El diseño resalta, pero la IA debe convencer
A pesar de que OpenAI asegura que estos son: "problemas normales del proceso de desarrollo", el éxito del dispositivo no dependerá del impecable diseño de Jony Ive.
En general, su triunfo o fracaso se decidirá una vez que la compañía demuestre su capacidad para programar algo tan complejo como la inteligencia social en un software. Esto con el propósito de hacer que su dispositivo sea un compañero útil y confiable, en lugar de uno intrusivo.
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